martes, 1 de febrero de 2011

Retrospecter


Limpiando el ordenador he encontrado en esa carpeta de Windows old que crea windows 7 cuando formateas, un retrospecter de mi época estudiantil en la que me tomaba las cosas con tanta calma que para mi no existían las horas antes a mínimo la 1 del mediodía …... se echa de menos esa galvana pero seamos realistas, aun con todo el día ocupado, cuento actualmente con una armonía interior mucho mayor:


Delante del ordenador, intentando cuidar que la ceniza de mi cigarro no caiga en el teclado y buscando desesperadamente algo que consiga retener mi atención durante el mayor tiempo posible. No lo llaméis tristeza, simplemente aburrimiento. Parece que cuantas mas cosas tienes en la vida mas te cuesta engancharte a algo que verdaderamente despierte en ti una sonrisa, tan solo consiguiéndolo los momentos anteriores por los que a veces tu mente decide husmear (siempre y cuando no siga el camino depresivo).

Tan solo necesito mantenerme ocupada, y es que aunque después de unos días lo odie, tal como la reafirmación de que soy mujer cuando falta y aparece de repente, el periodo de febrero y mayo al menos son algo más entretenidos.

Aún recuerdo felizmente como los días a una tierna edad se pasaban volando, casi sin poder olerlos. Cuando lo mas largo que existía en toda la semana era estar en la iglesia los domingos, o esperar impacientemente acompañada del resto de mis iguales, queriendo decir por iguales niños como yo; que por fin nuestros padres decidiesen dejar las largas conversaciones y llevar a sus hijos, casi moribundos en las piernas de ellas, a la cama que todos los días, excepto algunos como esos, odiaban.

Alargar los días lo máximo posible, tanto que creías tener la capacidad de negociar con tus padres e incluso llegabas a creer que te salías con la tuya:

  • Espera a las capicúa - refiriéndome a las 23:32 en el reloj digital del VHS del salón.

Pero en escasas ocasiones llegaba a ver ese numero que tanta ilusión me hacía, no precisamente por la comodidad de mi sofá, que será algo que siempre podré recriminar; sino mas bien por el cansancio de todo el día, el cual no me permitía ser persona a partir de poco mas de las diez y media.

Entonces mi madre, algo cansada de mi mala costumbre a hacer siempre lo mismo me levantaba y me llevaba en un estado de sonambulismo, el cual aun conservo; a dormir a mi cama. Pero cuando eras consciente de estar en ella el sueño desaparecía repentinamente, y solo podías pensar en lo maravilloso que había sido el día y en planear lo que pasaría en unas escasas 8 horas, o incluso llegabas a arriesgarte a dibujar tus sueños en la mente aunque ello no sirviese de nada.

Pasados algunos años, no digamos demasiados ya que aun soy un capullo, eso cambia totalmente, existiendo a lo largo del día horas criticas en las que dependiendo de una u otra cosa necesitas pensar que hacer para que el día pase lo antes posible.

Una de ellas es del despertar a la hora de comer, aunque peor suele ser desde las 7 de la tarde a la hora de cenar, no se porque razón suelo tener la tarde ocupada, supongo que puedo dar las gracias a la caja tonta y al pack de cajas el cual me parece mucho peor, pero que al menos te da un sinfín de posibilidades, en ocasiones escondidas, como ocurre en este caso y por el cual he decidido hacer algo “nuevo”.

Aun así el sueño acaba llegando, y mas si son, como en este caso, exactamente las cuatro menos diez de la mañana. Con lo cual, entre bostezos, creo que lo dejare por hoy, ¡pero nada más cuando lleguen las 3:53! .

Porque recordar la época inocente de nuestras vidas, a veces es lo único que nos queda para evadir el resto de las cosas.

¡CAPICUA! . Buenas noches.

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